La Iglesia en Oración: Reflexiones sobre el Legado de Francisco y el Cónclave
- Angelita Tavares Borboa
- 23 abr
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 abr

Querida comunidad diocesana:
Con profunda tristeza, pero llenos de fe, despedimos al Papa Francisco, quien partió al encuentro con el Señor el 21 de abril de 2025. Su ministerio dejó una huella imborrable en la catequesis y en la vida de la Iglesia. Ahora, mientras 135 cardenales se preparan para el cónclave que se celebrará entre el 6 y el 11 de mayo en la Capilla Sixtina, volvamos la mirada a su legado y al significado de este importante discernimiento.
Un pastor cercano y alegre
Francisco habitó siempre la simplicidad y la cercanía. En su exhortación Evangelii Gaudium, animó a transformar cada encuentro catequético en un espacio para “enamorar” del Evangelio, más allá de meras fórmulas o rituales. Su prioridad fue contagiar entusiasmo por la Buena Noticia, especialmente entre los más vulnerables, para que cada creyente descubriera la belleza de pertenecer a la familia eclesial.
Cuidar la “casa común
La encíclica Laudato Si’ marcó un hito en el compromiso ecológico de la Iglesia. Francisco nos recordó que el cuidado de la creación es inseparable del amor al prójimo. Bajo este espíritu, parroquias de nuestra diócesis han lanzado iniciativas ambientales y de apoyo social, identificando en el rostro de los pobres el rostro de Cristo.
Sinodalidad: caminar juntos
El Papa impulsó la sinodalidad como estilo de Iglesia. Nos enseñó a escucharnos y a tomar decisiones de manera comunitaria, poniéndonos en actitud de discernimiento guiado por el Espíritu Santo. Esta experiencia de comunión y corresponsabilidad ha fortalecido la unidad pastoral de nuestros decanatos y ha renovado el dinamismo misionero en cada pastoral diocesana.
El cónclave: un rito de esperanza

Tras su fallecimiento, la Iglesia entra en sede vacante. El cónclave significa “con llave”: los cardenales, menores de 80 años, se encierran en la Capilla Sixtina para orar y votar a puerta cerrada. Cada jornada se celebrarán varias rondas; el humo negro anunciará que aún no hay elección, y el humo blanco, acompañado por las campanas de San Pedro, proclamará al nuevo Obispo de Roma.
Este proceso subraya nuestra convicción de que Cristo mismo guía la elección de su sucesor. En estos días, elevemos plegarias por los purpurados: pidamos al Espíritu Santo un pastor fiel, capaz de continuar la misión de anunciar la alegría del Evangelio.
Una invitación a la acción
El legado de Francisco no concluye con su muerte. Nos deja un mandato: vivir la fe con sencillez, compromiso social y comunión. En nuestras parroquias, sigamos su ejemplo:
Familias y catequistas: conviertan cada encuentro en un espacio de encuentro con Jesús, trasmitiendo entusiasmo y convicción.
Jóvenes: comprométanse con la misión de la Iglesia, llevando el Evangelio a sus círculos de amigos y en redes sociales.
Adultos y matrimonios: profundicen su vida de fe en grupos parroquiales y retomen la lectio divina como práctica cotidiana.
Paralelamente, les invitamos a participar en misas especiales por el eterno descanso de Francisco y a rezar en comunidad la oración por el cónclave, disponible en nuestro sitio diocesano.
Querida comunidad, el 21 de abril de 2025 marcó el fin de un pontificado luminoso, pero también el comienzo de una etapa llena de esperanza. Oremos para que el nuevo Papa continúe animándonos con su testimonio de conversión y servicio. Que María, Madre de la Iglesia, nos sostenga en este tiempo de transición y nos inspire a ser una Iglesia acogedora, sinodal y misionera.