"Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque sarán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9)
Un cordial saludo y que la paz de Cristo reine en sus corazones en esta Navidad.
En el corazón de estas fiestas de Navidad se encuentra un hermoso regalo: "la paz". Ya los mismos ángeles que anuncian gozosos este acontecimiento a los pastores de Belén cantaban: "Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad" (Lc 2, 14). Del mismo modo, Jesús en diversas ocasiones habla a sus discípulos de este preciado don, "mi paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy como la da el mundo" (Jn 14, 26).
Para nosotros los cristianos, la paz no es sólo un estado de armonía y bienestar entre las personas, sino que es una persona, es aquel niño nacido en Belén de una Virgen Madre, como dirá el apóstol: "Él es nuestra paz" (Ef 2,14), porque Él ha venido a reconciliarnos con Dios y entre nosotros, a derrumbar los muros del egoísmo y la maldad que nos separan.
Comprometidos a trabajar por una patria más justa, unida y tolerante.
En un entorno global de guerra entre algunas naciones, los escándalos sociales que vivimos cada día, la voluntad de sembrar cizaña dividiendo a nuestros pueblos y una sociedad secuestrada por la delincuencia organizada, son situaciones que no deben hacernos olvidar que somos herederos y misioneros de paz, comprometidos a trabajar por una patria más justa, unida y tolerante.
La Navidad debe de ser un momento pleno de la presencia de Dios, que nos llene de fe y esperanza, que renueve en nosotros el deseo de un mundo más humano y en paz. No han de ser sólo buenos deseos, sino compromisos por la vida y la dignidad de todas las personas que es el origen de una paz duradera. El nacimiento de nuestro salvador nos ha de recordar la llegada del "Emmanuel", esa presencia amorosa del Dios con nosotros, que camina a nuestro lado para llenarnos de paz y alegría.
¡Feliz Navidad y bendecido año 2023!
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