
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su "profunda indignación y dolor" tras el hallazgo de un campo de entrenamiento y exterminio del crimen organizado en el rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco. En el sitio se encontraron crematorios clandestinos, lo que, según los obispos, representa
"una de las expresiones más crueles de maldad y miseria humana que hemos presenciado en nuestro país".
En un comunicado, la CEM denunció que este no es un caso aislado, sino que existen "muchos lugares como este en nuestra nación", donde se han cometido "los más graves delitos contra la humanidad". Advirtieron que estos hechos atentan contra
"la dignidad sagrada de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios".
Los obispos también señalaron la responsabilidad del Estado en la crisis de desapariciones que atraviesa México.
"Estos hallazgos ponen en evidencia la omisión irresponsable de autoridades gubernamentales de los tres niveles ante uno de los problemas más críticos que enfrenta el país", afirmaron.
Además, cuestionaron las cifras oficiales que presumen una disminución del 15% en los homicidios dolosos, mientras "se trata de ocultar que crecen un 40% las desapariciones".
Asimismo, reconocieron la incansable labor de las madres buscadoras y de organizaciones ciudadanas, quienes "impulsadas por su dolor, valentía y tenacidad, son las que verdaderamente consiguen avances en la búsqueda de sus seres queridos". Los prelados destacaron que su testimonio "nos interpela a todos como sociedad".
En su mensaje, la CEM exhortó a las autoridades a investigar estos hechos "con transparencia y eficacia", a "dejar de evadir su responsabilidad" y a fortalecer los mecanismos de búsqueda e identificación de personas desaparecidas. También hicieron un llamado urgente a romper cualquier vínculo entre el crimen organizado y sectores políticos.
"Como sociedad y como nación debemos comprometernos a un rotundo: ¡NUNCA MÁS!", enfatizaron.
Finalmente, los obispos invitaron a los fieles a intensificar la oración en este tiempo de Cuaresma por las víctimas y sus familias, así como a solidarizarse con los colectivos de búsqueda y a trabajar juntos por la paz.
"La Iglesia Católica en México renueva su compromiso de ser voz de los que no tienen voz y de colaborar incansablemente en la construcción de un país donde prevalezca la justicia, la verdad y el respeto irrestricto a la dignidad humana", concluyeron.

