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¿POR QUÉ CREEMOS EN LA“INMACULADA CONCEPCIÓN”?


Primero es importante clarificar qué significa este término. La “Inmaculada Concepción” significa que María fue concebida sin pecado original, sin la mancha con la que todos nacemos por el pecado de Adán y Eva. Ella fue concebida de manera normal, por un padre y una madre, solo que recibió una gracia especial de Dios mismo: Dios la creó y la preservó en estado de gracia.


¿Por qué creemos esto?

Los cristianos de la antigüedad sabían que si María era la “nueva Eva”, también tenía que haber sido creada sin pecado, como la primera Eva.

Esto tiene sentido por el hecho de que Dios decidió actuar por medio de prefiguraciones o “tipos” en la historia de la salvación: en el Antiguo Testamento se presentaban realidades que prefiguraban algo más perfecto que se realizaría en el Nuevo Testamento.


Por ejemplo, Adán era una prefiguración de Jesús. Los primeros cristianos veían a Jesús como el “nuevo Adán”. Así como la desobediencia de Adán trajo la muerte al mundo, la obediencia de Jesús trajo la vida (Rom 5, 15-20). Aquí se ve cómo el cumplimiento en Jesús debe ser claramente más perfecto que la prefiguración: Adán.


La misma lógica aplica a

María, la nueva Eva.

Eva pecó y dijo “no” a Dios al desobedecerlo, pero María dijo “sí” a la voluntad de Dios: “Hágase en mí según tu palabra”.

Si María hubiera pecado o tuviera pecado alguno, no podría ser el cumplimiento de Eva en el Nuevo Testamento, porque eso la haría igual a la primera Eva y no más perfecta.

Pero Pablo dice: «Todos pecaron» (Rom 3,23) y Juan dice: «Si decimos: ‘No tenemos pecado’, nos engañamos (1 Jn 1, 8).


Los primeros cristianos consideraban a María una excepción, por la gracia que ella había recibido de Dios y por su papel esencial en la historia de la salvación; así que no es algo que nos inventamos los católicos siglos después. En su comentario sobre estas dos citas bíblicas, san Agustín especifica:


Debemos excluir a la Santa Virgen María, sobre la cual no me gustaría levantar ninguna duda en cuanto a la cuestión de los pecados, por honor al Señor; pues por él sabemos la gracia tan abundante para sobreponerse al pecado que se le confirió a ella, quien tuvo el mérito de concebirlo naturaleza 42, siglo IV-V)

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