“La empatía es una forma especial de llegar a conocer a otros y a nosotros mismos”. Carl R. Rogers.
Por mucho tiempo hemos escuchado que la empatía es “ponerse en los zapatos del otro”, sin embargo, el término va más allá de estas palabras. La empatía se relaciona totalmente con la comprensión de las situaciones que experimentan los demás, lo que nos lleva a actuar de determinada manera frente a las situaciones de quienes nos rodean.
Para la psicología, este concepto es un estado en el que se comprenden las emociones de alguien más, sin dejar de ser uno mismo, es decir, nos imaginamos lo que otra persona siente, sin experimentar esto de manera directa.
El efecto psicológico de la empatía en quienes la ejercen, gira en torno a la habilidad de escuchar con todos nuestros sentidos, con atenta disposición al lenguaje no verbal, pues los seres humanos decimos más con nuestras expresiones, que con las palabras. Esto nos permite una vinculación emocional con los demás, donde se deja de mirar con la propia experiencia, para identificar la realidad de un ser diferente a nosotros.
Al desarrollar la habilidad, nos conecta con la justicia y el respeto, lo que nos guía a observar a los demás de forma más objetiva, estimulando nuestro aprendizaje de la visión ajena provocando nuestro crecimiento personal, logrando adecuada respuesta emocional.
El resultado de mostrarnos empáticos, es que las personas con quienes nos relacionamos se sienten comprendidas porque mostramos un gesto de generosidad.