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Con Humildad y Caridad: Seminario de Tampico abre ciclo escolar y se prepara para los 80 años de misión formadora

Misa del Espíritu Santa
Misa del Espíritu Santa

El pasado 31 de agosto, en el Aula Carmen del Seminario Conciliar de Tampico, se celebró la Santa Misa del Espíritu Santo con la que se dio inicio al ciclo escolar 2025-2026. La eucaristía, presidida por monseñor Óscar Efraín Tamez Villarreal, Administrador Apostólico de la diócesis de Tampico, marcó también la apertura del rumbo hacia los 80 años de vida del Seminario, aniversario que se conmemorará el 19 de marzo de 2026.


En esta significativa celebración se llevó a cabo la imposición de sotanas a tres seminaristas del curso menor: Abraham Alonso Mar, Edgar Froylán Vega Hernández y Zoé Gerardo Robledo Gatica, quienes dieron un paso firme en su camino vocacional.


Durante la homilía, monseñor Tamez Villarreal subrayó la importancia de vivir con sencillez y apertura de corazón:

Jesús es un maestro que rompe con todos los protocolos, un maestro completamente diferente, que enseña con una lógica contraria a la del mundo y que no instruye solo en el salón de clases, sino que enseña a todos.

Inspirado en el Evangelio según san Lucas, el obispo destacó que para formar parte de la escuela discipular del Señor es necesario cultivar dos virtudes esenciales: la Humildad y la Caridad. Explicó con claridad el verdadero sentido de la primera:

La humildad nos regresa a nuestro origen; somos formados del barro de la tierra y por las manos de Dios. No es humillarse, porque la humillación es pecado, sino reconocer nuestra verdad: que somos criaturas, no creadores, que somos hijos de Dios.

Al dirigirse a los seminaristas y sus familias, insistió en que la humildad debe ser la característica de quienes se forman para el sacerdocio:

Recuerden, no porque entraron al seminario se les tiene que besar la mano. La virtud de la humildad tiene que ser la característica de todos aquellos que queremos formarnos en la escuela discipular.

De esta virtud, explicó, se desprende otra indispensable en el seguimiento de Cristo: la generosidad, vivida en Caridad.

La caridad es salir de nosotros mismos y ofrecer al prójimo lo que necesita, sin esperar recompensa en la tierra, sino en el cielo. Esa es la lógica del Señor Jesús.

Monseñor Tamez concluyó su homilía invitando a los presentes a pedir al Espíritu Santo la gracia de mantenerse siempre fieles a este llamado:

Pidamos la sabiduría de saber discernir y de ser siempre humildes, conscientes de nuestra realidad, para que nuestras tareas estén iluminadas con la virtud de la Humildad y de la Caridad.

La apertura del ciclo escolar en el Seminario Conciliar de Tampico no fue solo un acto académico, sino un momento de profunda espiritualidad que recordó a toda la comunidad la esencia del discipulado cristiano.


En un mundo marcado por el individualismo y la competencia, el llamado de la Iglesia local es claro: la verdadera grandeza no está en los títulos, puestos o prestigio, sino en reconocerse hijos de Dios y, desde ahí, servir con humildad y caridad. Así, la misión del Seminario al cumplir 80 años se proyecta con renovado impulso: formar pastores al estilo de Jesús, sencillos, generosos y entregados al servicio del Pueblo de Dios.

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