La formación de la caridad en los jóvenes - Las Obras de Misericordia

La etapa de la adolescencia es la continuación de una gran labor de los padres para reforzar los valores y la fe en los hijos también es recordar las promesas realizadas en el sacramento del matrimonio donde la fe será trasmitida a la nueva familia en Cristo.

Es importante que la fe se viva a través de cada sacramento en los hijos como un camino de preparación espiritual en su crecimiento físico y cuando llegan a la adolescencia reciban el sacramento de la Confirmación siendo el último de la etapa de iniciación cristiana.

En la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Ciudad Madero, Tamaulipas en el grupo de padres de familia que acompañan a los jóvenes que recibirán el sacramento de Confirmación llevan durante el ciclo escolar actividades de caridad-Obras de Misericordia con 12 pequeñas tabletas de cera que representan dichas obras con la finalidad de sensibilizar a los adolescentes en cada acto de amor al prójimo y la sociedad a través de acciones que mueven el corazón de quien recibe y quien da. Al concluir el ciclo escolar con cada tableta de cera los jóvenes elaborarán su propio cirio para la celebración.

Las acciones que realizan los jóvenes en conjuntos con sus respectivas familias son semillas que dan frutos buenos en cada persona que forma parte de esta interacción. Las obras de misericordia que se practican con los jóvenes nacen desde su núcleo familiar y también en una participación grupal a las diferentes instituciones de la zona.

Es una tarea integrativa familia-comunidad-sociedad motivar a nuestros jóvenes para hacerles saber que Cristo requiere de sus manos y servicio para llegar al prójimo.

En un mundo que necesita individuos más empáticos, generosos y donde retomar la fe, los valores, las buenas acciones en los jóvenes para que vivan la experiencia de la caridad-Las Obras de Misericordia dejando huella en su corazón y sea un motivo de cambio personal que irradia a Cristo.

Todo católico al realizar estas acciones se nutre de la fuente de vida que es Dios con la Eucaristía, el rezo del Santo Rosario, las visitas al Santísimo Sacramento, etc., son el motor que impulsa al Espíritu Santo que actúa en cada uno y recarga con más fuerza para alimentar nuestra sed de amor y servicio.

Actualmente la juventud vive estimulada visualmente por las redes sociales y tecnologías que nos muestran una interpretación de bondad/empatía/generosidad temporal a través del reconocimiento de “like” donde se monetizan las buenas acciones. En cambio, como católicos debemos tener presente que nuestra fuente para generar estas acciones es siempre Cristo el principio y el fin, Él no llega a nuestras vidas de forma temporal o por modas.

Iniciemos el Adviento fomentando en nuestros jóvenes la caridad con amor, hoy se requiere la valiosa participación de cada integrante de la familia para ser ejemplo a las nuevas generaciones.