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MARÍA, MADRE DE TODOS


En este mes en que se celebró el Día de las Madres en muchos países, es necesario reconocer a la mujer y madre más venerada en la historia religiosa del mundo: la Virgen María, Madre de Jesús (Mena, 2015). No importa en qué país o ciudad se viva; siempre habrá alguna de las advocaciones de María que se “ajuste” a esa cultura, a esa veneración, para que los fieles la puedan visitar y rezar.


Pero, ¿cuál es la relación de María con el mes de mayo? Desde la Edad Media se fomentó esta relación al comparar la belleza de la Virgen María con la de mayo, un mes primaveral que simboliza la renovación y la fertilidad. Con el tiempo se fue afianzando más y más esta devoción, hasta que un sacerdote jesuita nombró al mes de mayo como “el mes de María” (Juquois, 2023).


Una de las manifestaciones más comunes de esta devoción y amor a la Virgen María es el ofrecimiento de flores durante el mes dedicado a ella. Así como un hijo regala flores a su mamá en el Día de las Madres, reconociendo y agradeciendo su amor, dedicación, sus cuidados y, sobre todo, el gran regalo de la vida, de la misma manera los fieles católicos llevan flores a la Virgen María como muestra de cariño, adoración, y agradecimiento por su protección.


Durante los años 60s, 70s y, tal vez, los 80s, era grande la afluencia diaria de fieles, principalmente niñas vestidas de blanco, en cualquier iglesia para llevar flores y ofrecerlas a la Virgen durante el mes de mayo. Pero, esta costumbre se ha ido perdiendo, poco a poco. Tal vez ha influido la situación económica de las familias; el cambio de prioridades; la saturación de su tiempo libre con actividades personales, sociales y laborales; o, tal vez, la disminución en la devoción religiosa, asistiendo solamente a las misas de precepto.


Tal vez sea una tradición que no se debe dejar morir, pues fue la propia Virgen María quien demostró la relación entre ella y las flores. En su advocación como la Virgen de Guadalupe se le apareció a Juan Diego, utilizando rosas como prueba y señal para la construcción de su templo, en donde mostraría y daría todo su amor al pueblo (Custodio, 2020). Mostrar y dar todo su amor como sólo una madre lo hace, además de decirle a Juan Diego: “Hijo mío, el más pequeño. ¿No estoy aquí que soy tu madre?”, indica que la Virgen María no solamente es la Madre de Jesús, sino de todos.



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