"¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?": LA DIÓCESIS DE TAMPICO SE PONE EN MARCHA CON FERVOR Y ESPERANZA TRAS LA 9° ASAMBLEA DIOCESANA DE PASTORAL
- Jesús Priciliano Jiménez Tapia
- hace 4 días
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Con un espíritu de comunión, fe y esperanza, se llevó a cabo la 9° Asamblea Diocesana de Pastoral en la Diócesis de Tampico, bajo el lema: “Con Jesús y la Inmaculada Concepción caminamos en comunión”. El encuentro reunió a representantes de las 73 parroquias distribuidas en los 11 municipios que integran la Diócesis de Tampico, así como a las comisiones y dimensiones pastorales, todos con el objetivo de asumir corresponsablemente la misión evangelizadora a través de la apropiación del Segundo Plan Diocesano de Pastoral.
El Vicario Episcopal de Pastoral, padre Gustavo Solís Guillú, compartió con claridad el propósito fundamental de la asamblea:
“La finalidad es discernir y asumir nuestra corresponsabilidad como agentes de pastoral en la difusión y profesión del segundo plan diocesano de pastoral, para hacerlo vida en nuestra cotidianidad, sobre todo para instaurar el Reino de Dios aquí entre nosotros”.
Durante la jornada, los participantes reflexionaron sobre los avances alcanzados desde la proclamación del nuevo plan pastoral. “Uno de los grandes logros ha sido la conformación del Consejo Diocesano de Pastoral, así como la consolidación de muchos equipos diocesanos en las dimensiones, decanatos y parroquias”, explicó el padre Gustavo, quien también destacó que ya se han puesto en marcha diversas acciones clave del primer ciclo (2024–2025) del plan, el cual tiene una proyección a cinco años.
La asamblea concluyó con la celebración de la Sagrada Eucaristía, presidida por Mons. Óscar Efraín Tamez Villarreal, Administrador Apostólico de la Diócesis de Tampico y concelebrada por sacerdotes de las distintas parroquias que asistieron. Su homilía fue una luminosa exhortación a vivir la fe con autenticidad, alegría y entrega misionera. Inspirado por el capítulo 6 del Evangelio de Juan y el testimonio de san Esteban, el obispo dirigió una sensible reflexión espiritual que tocó lo profundo en los corazones de los fieles.
“¿Qué tenemos que hacer?”, preguntó con fuerza Mons. Tamez, retomando las inquietudes planteadas durante la jornada. “La respuesta no surge de un análisis meramente ético, de si está bien o está mal. Surge del encuentro personal con Jesucristo, del discernimiento profundo a la luz de la Palabra de Dios”.
Con mirada firme y voz encendida por la fe, el prelado advirtió contra una búsqueda superficial de Dios: “Jesús nos invita a no buscarlo solo porque el estómago está saciado. Nos llama a buscar aquello que nos lleva a la vida eterna”. Y, como un eco del Espíritu, señaló el camino que toda la Iglesia debe tomar: “La respuesta al ‘qué tenemos que hacer’ es salir. Como Esteban. Salir para dar testimonio alegre, para ir a la periferia, para ser una Iglesia cercana y caminante”.
Mons. Tamez no dejó de señalar los desafíos pastorales actuales: “Agradecer por los que estamos, pero preocuparnos y ocuparnos por los que nos faltan. Si hacemos cuentas, los que nos faltan son más que los que estamos. ¿Qué tenemos que hacer? Todo aquello que nos permita acercarnos a quienes no se han encontrado con el amor, con la misericordia, con la alegría del Evangelio”.
Insistiendo en la dimensión testimonial de la fe, el obispo evocó el rostro de san Esteban, lleno de gracia en medio de la persecución: “Me impresiona cómo Lucas narra que su rostro brillaba con la satisfacción de quien ha cumplido. Era un rostro que hace creíble la Palabra anunciada. No podemos vivir en la mentira ni en la inacción. No podemos quedarnos encerrados”.
Con un llamado vibrante a la acción misionera, Mons. Oscar Efraín Tamez concluyó: “Salgamos con la confianza, con la seguridad y con la certeza de que somos enviados por el Resucitado. Salgamos con la alegría y el entusiasmo de Esteban. Lo demás, Dios lo hará”.
Así, con las lámparas encendidas por la Palabra y el fuego del Espíritu, la Diócesis de Tampico emprende un nuevo tramo de su camino pastoral. La Novena Asamblea no fue un simple evento, sino un momento espiritual de gracia en el que la Iglesia diocesana, como cuerpo vivo de Cristo, renovó su decisión de vivir, proclamar y testimoniar el Evangelio en la vida cotidiana.
La semilla está sembrada. Ahora, con la guía del Segundo Plan Diocesano de Pastoral y el aliento del Espíritu Santo, la Iglesia local está llamada a salir, a anunciar y a construir el Reino de Dios desde cada rincón de su territorio.
Mons. Óscar Efraín Tamez Villarreal, nos comparte la alegría de la 9° Asamblea Diocesana de Pastoral.
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