āSubimos al Tepeyac para escuchar la voz de Diosā: Diócesis de Tampico peregrina con fe y esperanza a la casa de Santa MarĆa de Guadalupe
- Jesús Priciliano Jiménez Tapia
- hace 4 dĆas
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Actualizado: hace 3 dĆas

En una manifestación viva de fe, los diez decanatos de la Diócesis de Tampico, junto con su administrador apostólico, monseƱor Ćscar EfraĆn Tamez Villarreal, peregrinaron este miĆ©rcoles al cerro del Tepeyac para encontrarse con Santa MarĆa de Guadalupe y poner bajo su amparo las intenciones de todo el pueblo diocesano.
Entre cantos, rosarios y sĆŗplicas, los fieles caminaron desde Peralvillo hasta la BasĆlica, portando pancartas, imĆ”genes y un profundo espĆritu de oración. Al llegar a la ācasita sagradaā, monseƱor Tamez presidió la Santa Misa en la festividad de la Transfiguración del SeƱor, un signo providencial que iluminó el sentido profundo de esta peregrinación.
āQuĆ© providencial es que nuestra peregrinación coincida con la fiesta de la Transfiguración. Todos nosotros, peregrinos, hemos sido invitados a subir⦠no al Tabor, sino aquĆ, al Tepeyac, a la montaƱa donde tambiĆ©n Dios nos hablaā, expresó el obispo en su homilĆa, subrayando el paralelismo entre el monte bĆblico y el santuario guadalupano.
Durante su mensaje, monseƱor resaltó la actitud de MarĆa como modelo de escucha y contemplación:
āNuestra Madre nos enseƱa a escuchar a su Hijo JesĆŗs⦠para escucharlo desde el corazón hay que guardar silencio y poder contemplar su Palabraā.
Al reflexionar sobre la experiencia de caminar juntos en peregrinación, monseƱor Tamez compartió con empatĆa las vivencias de los fieles:
āDe Peralvillo para acĆ”, yo creo que algunos nos sentimos cansados⦠mientras rezĆ”bamos el rosario, a lo mejor nos ganó la tentación de platicar o de actualizar nuestras redes sociales. Escuchamos muchas voces que intentan confundirnos, pero lo importante es escuchar la voz del SeƱorā.
El obispo exhortó a los presentes a no regresar a sus comunidades iguales, sino renovados y con la misión clara de ser testigos de fe:
āTenemos que volver a Tampico, Madero, Altamira, y a cada uno de los municipios de nuestra diócesis⦠pero no regresamos igual. Volvemos conscientes de que hemos recibido y se nos ha confirmado una misión: ser testigos de fe y misiónā.
La homilĆa concluyó con una entraƱable sĆŗplica a la Virgen de Guadalupe:
āPongamos delante de ella nuestras intenciones y necesidades. PidĆ”mosle para que cada uno de nosotros podamos cumplir la vocación, la misión, la tarea y la responsabilidad que hemos recibido de parte de Ćlā.
Con corazones encendidos por la esperanza y el consuelo maternal de la Morenita del Tepeyac, los peregrinos retornaron a sus hogares fortalecidos, sabiendo que āno regresan igualesā y que, como MarĆa, estĆ”n llamados a decirle al SeƱor: āHĆ”gase en mĆ segĆŗn tu palabraā.
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