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TENGO FE Y NO TENGO MIEDO, PORQUE TENER FE ES NO TENER MIEDO

Foto del escritor: NAVEGANDONAVEGANDO

Actualizado: 13 ene


Por Gladys María Kryszat Verlage de Manzur.


Acudo a consagrarme a nuestra Madre del cielo, y cuando llego, me doy cuenta que era para consagrarse al Padre Pío de Pietrelcina. Esto fué obra del Espíritu Santo, porque tenía planes para mí. Me quedo en la clase y continúo la preparación para consagrarme a el, pues ya lo conocía hace 12 años atrás, en aquel tiempo había visto su película completa que narraba toda la historia de su vida.


Durante mi preparación fuí profundizando más a detalle su vida que me cautivó, por su gran amor, amaba a Dios y al prójimo; por sus consejos: “La oración es la mejor arma y llave del corazón a Dios…”. “Ora, ten Fe y no te preocupes…”. Tenía un gran sentido del humor, muy alegre, le encantaban los niños, y los amaba.

Me enamoró su Fe, su Fortaleza, su Amor, su Obediencia, su Humildad, pero sobre todo su Devoción enorme a la Virgen María y al Rezo del Santo Rosario.


Me impactaron sus momentos de sufrimiento, los ataques del maligno eran constantes y muy dolorosos. ¡Que enfrentaba sin miedo! Sus estigmas le sangraban y causaban tanto dolor que los mitigaba con su amor a la cruz que lo fortalecía.


Toda su vida fue un gran ejemplo a seguir, yo no era tan fuerte y me perseguían mis temores, aprendí a orar desde lo más profundo de mi alma, para fortalecer y aumentar mi Fe, para dejar mis miedos atrás, imitando sus virtudes con todo mi corazón: como su Amor y Fortaleza al sufrimiento, que yo solo la alcanzaría con Fe puesta en Dios y en el.


Ahora entiendo que el Espíritu Santo me llevó al Padre Pío para sanarme, quitándome mis miedos, y así, consagrarme a María, yo ya más purificada y sin temores poder ser un instrumento de Dios.


Tres meses después de mi consagración al Padre Pío, entro a un retiro a servir y ahí me doy cuenta del Amor misericordioso de María Santísima, que me acaricia el alma, pues ya había perdido mis miedos. Al termino del retiro salgo más enamorada de Jesús y María.


El Padre Pío y la intervención de María me llevaron a Jesús nuestro Dios.

Yo alabo al Señor porque fijó su mirada en mí, por su gran misericordia me llenó de amor y fortaleza, me quitó mis miedos aumentó mi Fe. Saliendo del retiro fortalecida para predicar en su nombre y ayudar a la conversión. Todo me llevó a pedir a Dios: Deseo ser Luz, Paz, Amor y Consuelo.


Después del retiro transcurrieron dos meses y me consagro a María para conocerla, imitarla y amarla más. Ahí entendí la petición de mis deseos y los planes del Espíritu Santo.

Totus Tuus María (Toda Tuya María).

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