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Un Café con Dios

Foto especial: tomar un café con Dios
Foto especial: tomar un café con Dios

Si Dios entrara a la cocina, se sentara con una taza de café, mirara a la persona a los ojos y le dijera, “Mira, esto es lo que vamos a hacer,” sería lo más sublime que pudiera pasarle a alguien.


Cuando una persona está atravesando una etapa difícil en su vida, ya sea por cualquier tipo de problema o situación, lo mejor es recurrir a Dios para buscar y encontrar consuelo, paz y algún tipo de solución, si es que la hay.


¿Cuál es la mejor manera de saber que la comunicación con Dios está siendo efectiva? Primero, hay que buscar a Dios para que Él responda. Después, simplemente, poner en práctica la escucha activa, sabiendo diferenciar entre la voz de Dios y la voz del hombre.


Dios no habla en voz alta, expresándose verbalmente de tal manera que se le pueda escuchar a través de los oídos. Dios habla a través de la mente, de los pensamientos, los sentimientos, la Biblia, las ideas que surgen, e incluso, a través de las experiencias y de lo que rodea a la persona.


Dios habla a través de la Biblia
Dios habla a través de la Biblia

Para comenzar a escuchar, lo ideal es que se reserve un tiempo, que se guarde total y absoluto silencio para permitir que esa voz de Dios realmente pueda llegarle a la persona y lo escuche sin distracciones.


Puede resultar mucho más fácil y rápido hablar y hablar a Dios sin permitir el tiempo y espacio que Él necesita para comunicarse. Pero, si la persona se sienta en silencio e invita a Dios a que le hable, el resultado puede ser muy enriquecedor y gratificante.


¿Cómo comprobar si Dios está hablando? De acuerdo con 24-7prayer, hay cinco maneras de comprobarlo:

  1. Dios no contradice la Biblia;

  2. Pedir al Espíritu Santo que le dé a la persona el don de discernimiento;

  3. Pedir consejo a un amigo o líder que ame a Jesús, preguntándole qué piensa;

  4. Observar si la conciencia propia tiene una sensación de paz o de inquietud; y

  5. Pedir confirmación al Señor, solicitándole que diga lo mismo de otra manera.


Si se pone en práctica la escucha activa constantemente, se irá haciendo más fácil el proceso y, entonces, se descubrirá que escuchar a Dios proporciona tranquilidad, felicidad, paz, energía, gozo, y enfoque, igual que disfrutar de un buen café.

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