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Oración constante ayuda a una vida matrimonial extraordinaria.

¡Ten misericordia de ella y de mí, y concédenos llegar juntos a la vejez!”. Ambos dijeron: “¡Amén, amén!” (Tobías, 8, 7-8)


La oración en la vida de los esposos y de la familia debe ser siempre practicada. Para poder cumplir el “hasta que la muerte nos separe” se necesita de un camino espiritual muy fuerte, con un sustento y fin en Jesucristo. La oración ayuda al matrimonio en la unidad, pues al acercarse a Dios, manifestando sus necesidades, preocupaciones, proyectos, hace reconocer que Él es quien dirige su vida. La vida en familia, debe ser una oración permanente, no solo en los espacios de silencio y de diálogo con el Creador, sino con el ofrecimiento del día, del trabajo, la formación de los hijos y entre otras cosas .

Hacer extraordinaria la vida matrimonial ayuda a hacerla una constante oración. La oración en familia es un medio privilegiado para expresar y fortalecer esta fe pascual. Se pueden encontrar unos minutos cada día para estar unidos ante el Señor vivo, decirle las cosas que preocupan, rogar por las necesidades familiares, orar por alguno que esté pasando un momento difícil, pedirle ayuda para amar, darle gracias por la vida y por las cosas buenas, pedirle a la Virgen que proteja con su manto de madre. Con palabras sencillas, ese momento de oración puede hacer muchísimo bien a la familia. (Amoris Laetitia 318).


Los hijos deben conocer la importancia de la oración, enseñarlos a orar hace que sean conscientes de las necesidades de los otros, de sus papás, amigos, compañeros de la escuela.

Como cristianos tenemos la encomienda de edificar la vida matrimonial sobre la Roca que es Jesucristo, (Mt, 7-24-25)

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